Un cachorro indefenso fue encontrado atado a un banco en México, sin poder moverse. No tenía comida ni agua, pero estaba demasiado aterrorizado para dejar que alguien se le acercara. La única explicación de su angustioso pasado fue una nota en español, que parecía haber sido escrita por un niño.
Este pobre cachorro pensó que su vida estaba llegando a su fin ese día, pero los rescatistas de animales se negaron a entregarlo. La ayudaron a mostrarle lo maravillosa que puede ser la vida al brindarle amor y afecto ilimitados. Ahora se está preparando para su segunda oportunidad en la vida.
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Marcela Goldberg de Mascotas Coyoacan recibió una llamada sobre el cachorro solitario. Ella y su colega rescatista Azul Galindo se apresuraron a salvar al perro. Muchos extraños amables se habían detenido para darle al perro las necesidades básicas como comida y agua, pero el cachorro asustado gruñía cada vez que alguien se acercaba demasiado. Desafortunadamente, este espectáculo no fue una sorpresa para Goldberg. Había visto muchos perros abandonados en medio del estrés de la pandemia.
El perro aún se negaba a dejar que los voluntarios lo tocaran, pero Goldberg pudo acercarse lo suficiente para mirar la nota escrita a mano, que estaba sostenida por una roca. El desgarrador mensaje explicaba por qué el perro tenía tanto miedo a los humanos.
“Hola, por favor adoptame: Max. Por favor, les pido que adopten a este perro y lo cuiden bien”, decía la carta. “Dejar a mi perro aquí duele mucho, pero tomé la decisión porque mis seres queridos abusaban de él y era doloroso verlo en esa situación. Así que si estás leyendo esto y te emocionas, adóptalo y cuídalo. de él. Si no, por favor deje la carta aquí para que alguien más la lea y la adopte. Gracias».
Después de cortar la cadena del perro, se calmó un poco. Todavía estaba asustado, pero finalmente dejó que Goldberg lo acariciara una vez que se alejaron del banco. Entonces, fue el comienzo de un nuevo capítulo para él.
Una nueva correa en la vida
Una vez que el cachorro comenzó a usar una correa común en lugar de una cadena, comenzó a acostumbrarse lentamente a los humanos. También cambiaron su nombre de Max a Boston para que no tuviera que pensar en su pasado infeliz.
Boston, de 7 meses, está aprendiendo lentamente a confiar nuevamente en los humanos. Sus rescatistas notaron que se estaba volviendo más juguetón, cariñoso y feliz a medida que pasaban los días. Está casi listo para encontrar una familia para siempre que le muestre cómo es el amor verdadero.
“Es dulce, muy cariñoso, le encanta dar besos y jugar con la pelota que le dio el veterinario”, dijo Goldberg.
Ahora la organización está revisando las solicitudes de adopción para encontrar el hogar perfecto para Boston. Se asegurarán de que su próximo hogar sea un lugar donde se sienta seguro por el resto de su vida. Después de todo, realmente se lo merece después de todo lo que ha pasado.
H/T: dailystar.co.ukImagen destacada: @mascotas.coyoacan.1/Facebook