Hedgie tuvo un comienzo difícil en la vida. Sus primeros dueños lo encadenaron afuera como un cachorro y nunca le mostraron ningún amor. Cuando finalmente fue adoptado y llevado a casa por su nueva familia, el pequeño estaba aterrorizado de todos y de todo. Simplemente se acurrucó detrás de la mesa.
Fuente de la imagen/historia: Instagram y el Dodo
Una noche, el perro de Mason, Hedgie, siguió ladrando. Fue entonces cuando Mason decidió llevar al perro a su habitación para pasar la noche. A la mañana siguiente, cuando Mason bajó las escaleras, se sorprendió de lo que vio: ¡Hedgie era un perro completamente diferente! Los dos se convirtieron en amigos inseparables que hacían todo juntos.
Fuente de la imagen/historia: Instagram y el Dodo
Pero un día, Hedgie comenzó a tener problemas para caminar y comer. Lo llevaron al veterinario donde le diagnosticaron megaesófago, pero sacrificarlo no era una opción para esta familia. En cambio, lo alimentaron en una silla especial.
Dejando a un lado su confusión, la familia sabía que el perro estaba sano y tenía mucho por lo que vivir.
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